miércoles, 6 de noviembre de 2013

Puente en Sallent de Gállego: 17 al Midi y otros paseos

Aquí guardamos unas cuantas imágenes escogidas del último puente de Todos los Santos en Sallent de Gállego con el club, sobre todo de la ascensión al Midi d'Ossau. De nuevo, un grupo inverosímil de 17 personas como principal contribuyente a la masificación de la ruta ese día, aumentada también por las malas previsiones meteorológicas para el día siguiente, consiguió completar el recorrido en un tiempo razonable al ir encabezado por un competente escalador.

Diez años después, parecía algo más vertical y estaba más difícil por el hielo. En total, dos cuerdas fijas subiendo y cinco rápeles bajando (varios de ellos con dos o tres cuerdas en paralelo para ganar tiempo), más un aseguramiento individual desde arriba, consiguieron el múltiple objetivo de: subir a la cima, proteger a cada cual según sus necesidades, ceder el paso si hacía falta sin entorpecer mucho el tránsito, casi no lanzar ni recibir piedras, y llegar de día a tierra firme. Con esta ya van tres, aunque siempre quedan ganas de volver y probar con menos aglomeraciones y con medios propios.

Al día siguiente, se cambió la travesía de Soques a La Sarra por Arremoulit para conocer en su lugar el nuevo refugio de Bachimaña bajando por el camino alternativo de los Machos; y terminamos el fin de semana con paseo por el Betato, vermú en Tramacastilla y la tradicional olla tensina en Escarrilla...

Tour del Midi d'Ossau (ruta alternativa para el resto del grupo)
Ascensión al Midi d'Ossau
Grupo al completo camino de Pombie
Sendero entre el Col de Souzon y la pared rocosa de la vía normal, con la situación aproximada de las tres chimeneas

Track de nuestra ruta (flechas azules subida, rojas bajada)
Preparativos junto a otros grupos al pie de la primera chimenea
Primera chimenea, con giro a la izquierda equipado con una clavija en su salida
Entrada alternativa a la primera chimenea, unos metros a su derecha: roca con dos fisuras paralelas
Trepando por la entrada alternativa con el apoyo de una cuerda fija
Segunda chimenea: múltiples agarres por el borde derecho, con algo de hielo en la entrada
Segunda chimenea desde arriba: el fotógrafo ha subido por el borde izquierdo
Asegurando en la segunda chimenea a alguien atascado en el centro del diedro
Pequeño escalón con un par de clavijas torcidas por encima de la segunda chimenea (cuerda en el descenso por el hielo)
Alternativa a la tercera chimenea, bastante a su izquierda en sentido de subida
Algunas dificultades añadidas a las trepadas por el hielo 
Bonjour, monsieur Enrique
Cortados de la parte alta
Pequeña brecha previa a la cima
¡Cima! (2884 m)



Inicio del rápel o destrepe de la tercera chimenea



Rápeles paralelos en la segunda chimena

Celebrando la bajada de la primera chimenea
Sábado: zona del balneario de Panticosa (en verde el GR 11 por el eje del valle, y en azul el Camino de los Machos por la vertiente izquierda del valle del Caldarés)
Nuevo refugio de los lagos de Bachimaña, junto al embalse inferior (2200 m)
Ibón Azul superior (2458 m) y pico de Piedrafita (2959 m)

Mirador del barranco de Labaza, frente a la Cuesta del Fraile
Camino de los Machos, por encima de la balsa de Lumiacha
Red de pueblos y caminos alrededor del pantano de Búbal
Hayedo del Betato, entre Piedrafita y Tramacastilla
... Y la terraza del Lavedán a la hora del aperitivo
(fotos de José Mª, Tomás y Pedro)

lunes, 9 de septiembre de 2013

Cuatro días en Ordesa, con cambio de tiempo anunciado

El sábado 7 de septiembre estaba prevista desde meses antes una subida en grupo con el club a Monte Perdido, que se iba convirtiendo en prácticamente imposible al confirmarse las pésimas predicciones de la meteo, tras varios días con un tiempo inmejorable. Parecía pues que ya nos despedíamos del Pirineo por este verano, cuando el martes me encuentro en Mercadona al primo Juan, también de vacaciones y con tantas ganas de subir que había adelantado al miércoles su reserva familiar en Góriz (4 plazas), aunque tiene dudas sobre hacer en solitario la ascensión. Esa misma tarde ofrecemos en el club las dos reservas sobrantes, sin éxito, y el miércoles salimos hacia Torla...

Miércoles a las 16:30 en el parking de Torla.


Circo de Soaso hacia las 18:30 de la tarde.  
Clavijas de Soaso, camino de Góriz.

Refugio de Góriz a las 8 de la tarde: llegamos tarde para la cena.
Para el jueves se mantiene el tiempo completamente estable y ninguno de los dos tenemos problemas con las trepadas fáciles, así que optamos por la vía del espolón sur o de 'las escaleras'. Esta ruta no es actualmente la habitual del Monte Perdido, aunque sí que lo fue durante la primera mitad del siglo XIX, tras la primera ascensión documentada al gigante calcáreo a cargo de los guías fanceses Laurens y Rondó, que subieron desde Pineta, junto a un pastor de Bielsa, e inauguraron la vía de las escaleras en un dramático e incierto descenso que terminó felizmente cerca de Góriz.

La ruta aprovecha una serie de pedrizas inclinadas con rastros de sendero. Los resaltes rocosos o escalones que separan las pedrizas se salvan por pasos clave cuya dificultad nunca supera el II grado: ello quiere decir que se trepan bastante mejor que se destrepan. Hoy en día es mucho menos utilizada que la vía normal del barranco de Góriz, para la que ofrece una alternativa cuando la primera resulta comprometida por el hielo, o simplemente para evitar las largas filas que suben en verano al Perdido por el camino trillado. Este puede reservarse para la bajada, completando un itinerario circular que incluya o no el Cilindro entre los objetivos del día.

Ruta circular desde Góriz, con subida por las escaleras y bajada por la vía habitual.
Extensión al Cilindro (que no realizamos).
Al discurrir sobre el espolón en lugar de por la vaguada, es más soleada, ventosa y seca que la vía normal, y de hecho no hay que esperar encontrar agua en todo el camino. A cambio, ofrece mejores vistas sobre los vecinos Cilindro y Pico de Añisclo, y también sobre Ordesa. En cuanto a amenidad, no hay grandes diferencias: bastante monotonía en ambas, interrumpida por la Ciudad de Piedra y por el Lago Helado en la normal, y por las trepadas en Las Escaleras, que tienen el aliciente añadido de pasar por una cima secundaria, la Punta de las Escaleras, de 3.027 m. Por duración, son equivalentes o ligeramente más larga la de las Escaleras (3:30-4 horas desde Góriz). Al ser más directa, la pendiente es también más dura, sobre todo en la cúpula final previa a la cumbre. Su grado (PD-) y características la hacen en definitiva recomendable para el ascenso, con buena visibilidad, y para excursionistas que ya tengan experiencia en el macizo por otras rutas.

Corredor de acceso a la vía de las escaleras, en la cota 2500 m.
Primera pedrera tras el colladete de acceso a la vía de las escaleras
La dificultad de los escalones aumenta progresivamente en sentido ascendente, si bien el primer peldaño consiste en una cornisa de poca altura aunque inclinada y algo estrecha, incómoda de subir.

Primer escalón.
Primer escalón visto desde arriba.

El segundo escalón, situado también por debajo de la Punta de las Escaleras, no pasa de ser un obstáculo entretenido como los que se hay en las rutas normales de múltiples picos fáciles. En este tramo, el principal inconveniente es el de un terreno desagradable y homogéneo, con sendero mal definido y pocas referencias al levantar la vista, que en malas condiciones puede causar serios problemas de orientación.

Segundo escalón.


Punta de Las Escaleras, tresmil secundario, con el Cilindro detrás
Torre de Góriz y collado de Arrablo. Detrás, cañón de Añisclo y Sestrales, y al fondo a la izquierda el Castillo Mayor.

Desde la Punta de las Escaleras son claramente visibles los dos peldaños restantes, situados enfrente. El penúltimo tiene una profunda brecha hacia la derecha adonde conducen la traza de senda y los hitos.


Pasos clave de los dos últimos escalones, vistos desde la punta de Las Escaleras.
Tercer escalón.
Tercer escalón visto desde arriba.


El último y más difícil de los resaltes se aborda en un punto en el que un gran bloque protruye entre dos grietas verticales, con cierta similitud con el famoso monumento de las caras de los presidentes norteamericanos talladas en roca del monte Rushmore, en Dakota del Sur. Los hitos nos llevan a trepar por la grieta a la derecha del bloque. Esta última escalera -o 'paso Rushmore'- puede requerir cuerda para dar confianza si hay personas inexpertas o indecisas en el grupo, y desde luego para descenderla con seguridad en rápel, para el que se encuentra equipada.

Cuarto y último escalón



A partir de aquí ya solo quedan 150 metros de desnivel puro y duro hasta la cima.



Valle de Ordesa y punta Tobacor.
Vistas hacia Marboré. Al fondo, Garmo Negro, Infiernos y Vignemale.
Vistas hacia Pineta. Al fondo el macizo del Posets.
Balcón de Pineta, lago de Marboré y brecha de Tucarroya. Al fondo el núcleo del Pic Long.
Núcleo de Pic Long con teleobjetivo.
Tras las fotos, bajamos al gran hombro que domina el Balcón de Pineta para almorzar. Después nos lanzamos Escupidera abajo, por unas pedreras que parecen cada vez más descarnadas con el paso del tiempo hasta el tramo inferior del corredor NW, donde continuamos por el espolón rocoso que delimita el nevero, con los grandes plegamientos del Cilindro siempre enfrente y la cubeta del lago helado visible más abajo en la cota 3000.






Característico paso de la cadena con un nevero persistente por debajo, en la ruta normal desde Góriz.
Los bloques de la 'ciudad de piedra'.
Barranco y refugio de Góriz.
Clavijas de Soaso en el descenso.
Dejando atrás el circo de Soaso, con Monte Perdido (izquierda)  y el pico de Añisclo (derecha) por encima.

Cascadas escalonadas de las Gradas de Soaso, con poco caudal al final del verano.
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Y al día siguiente, nueva subida a Góriz, esta vez en compañía de unos amigos del club que se encontraban en Tramacastilla de Tena. Poco después de llegar nosotros al refugio, descienden de la cima Tomás y su grupo, que han adelantado también su ascensión al viernes por el mal tiempo. Tras las felicitaciones (con invitación a cerveza por su parte), continúan el regreso hacia la pradera, mientras nosotros damos un paseo por los alrededores del refugio antes de la cena y pernocta. No empezó a llover hasta última hora de la tarde, pero luego ya pararía poco, y por la mañana, un par de tormentas seguidas nos tuvieron bloqueados en la puerta hasta poder iniciar el descenso. Tal como estaba previsto, fue un día imposible para el Perdido y muy bueno para el caracol, ideal para disfrutar de la gran crecida de las cascadas de Ordesa, tanto de las habituales como de las que aparecían de pronto por cualquier torrentera...


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